domingo, 15 de junio de 2014





De algunos odios de la vida...

Algo verdaderamente fastidioso es cuando un profesor le gusta excitarse enviando cuanta lectura y trabajo inútil encuentre a sus alumnos. Y lo peor de todo es que realmente lo lees, y al final e inconscientemente te des cuenta que la lectura de veinti tantas páginas contienen una extraña hipótesis de algún loco drogadicto que tenía mucho tiempo libre, que de cuyo trabajo es únicamente productivo un miserable 10%.
Solo porque alguien se emocione escribiendo un enorme ensayo de su perspectiva personal, no significa que el alumno lo aplique en su vida personal. Al final su arduo trabajo se convierte en un parafraseo enorme y casi improductivo donde un alumno lo encuentre en algún sitio web y lo copie y pegue sin analizar correctamente su contenido
Sería más simple, menos complicado y mejor productivo que al autor cuyo nombre quedara enterrado en el anonimato o el olvido si redactase un simple ejemplo explicito de lo que en ese momento pensó.

No hay mejor maestro que el que predica con el ejemplo.